Sección de Enseñanza de Valencia

Sindicato de Oficios Varios de Valencia (reconstituido en abril de 2009)

Peor que Guantánamo (mas siempre “de buena fe”)


[Centros de detención y tortura, Obama, Palestina]



Obama anunció que cerraría la base de Guantánamo. Actualmente, mientras se discute el destino de sus prisioneros, el flamante presidente estadounidense ha declarado que los agentes de la CIA que torturaron a sospechosos de terrorismo durante el mandato de George W. Bush “no serán enjuiciados” y que “actuaron de buena fe”. “De buena fe”. ¿Torturadores que emplean día a día la asfixia simulada -“waterboarding”-, o el no permitir durante siete días dormir a un prisionero pueden actuar “de buena fe”?. Ah, claro, quizá olvidaba que el terrorismo de Estado siempre actúa “de buena fe”, sea en una Escuela Mecánica de la Armada, en una Villa llamada “Grimaldi”, en Guantánamo, o en cualquier cuartel del mundo; y sea en la época de los fascismos europeos, en el siglo XXI, o en los tiempos de la Santa Inquisición, lógicamente. La defensa de Dios y de la Patria siempre dotaron “de buena fe” a sus terroristas.



Sin embargo, entre estas citas de centros de detención ilegales y torturas sistemáticas, hoy quiero hablar de una prisión secreta que, por desgracia, resiste en las más oscuras tinieblas y con un terror inusitado a los cambios y a las dinámicas globales supuestamente más “humanizadoras” del “New World Order” de Barack Hussein Obama.



Pero; ¿dónde se sitúa esta cárcel secreta aún más terrible que Guantánamo? Pues en una de las capitales de “El mundo al revés”: la Palestina ocupada. Ese lugar donde la mayor reiteración en la violación de la legalidad internacional y los Derechos Humanos se ve contrapesada por una privilegiada colaboración militar, diplomática y comercial occidental.



Efectivamente, la cárcel 1391 o X-Ray es mucho más desconocida que Guantánamo (no resulta extraño si tenemos en cuenta el carácter de agujero negro planetario que tiene el territorio ocupado por el Estado de Israel), pero allí se infringen las leyes internacionales más ferozmente. Al contrario que el campo enclavado en Cuba, no se conocen ni fotografías del lugar ni de los prisioneros, al tiempo que nunca ha sido examinada por ninguna organización como la Cruz Roja Internacional.



Emplazada en Cisjordania y cercana a la Línea Verde, no sólo no figura en ningún mapa de la zona, sino que fue suprimida de las vistas aéreas y le fue quitado el cartel que la señalaba y en el cual solo tenía una cifra escrita: 1391. Según las instancias israelíes, la Cárcel 1391 no existe. En efecto, toda referencia a este funesto lugar fue destruida, alegando el Estado de Israel (una vez más y seguro que “de buena fe”) que “la compartimentación y la confidencialidad son necesarias para preservar la seguridad del Estado”.



Como señalan diversos abogados israelíes, los periodistas extranjeros que difundieron información sobre esta cárcel han sido gravemente amenazados. No obstante, a pesar de los intentos del Gobierno de ocultar todo detalle al respecto, se filtró información sobre espantosos acontecimientos que sucedieron en esa cárcel. La abogada israelí, Lina Tsamil, aseveró que “todo el que ingresa a esa cárcel desaparece y probablemente para siempre”. Hasta septiembre de 2002, Tsamil y la organización israelí de derechos humanos “Hamukid” habían exigido a Israel en tribunales internacionales información sobre esa prisión y reclamaron, por vías legales, conocer el paradero de los palestinos desaparecidos como muestra de que aún estaban con vida.



Los escasos datos que se conocen indican que los interrogatorios comprenden numerosos tipos aislamiento, tortura psíquica y anatómica. El Frente Democrático para la Liberación de Palestina, Foreign Policy o Newsweek han informado sobre algunos de ellos. Por ejemplo, sobre el prisionero político Mustafá Al-Dirani, el cual denunció que había sido violado por algunos soldados destacados en la 1391. Al-Dirani estuvo en una celda pequeña de dos metros cuadrados, sin ventanas y pintada de negro, con una lámpara de luz tenue encendida las 24 horas del día. Le prohibieron visitas del abogado y encontrarse con otros detenidos. No se le permitía ver nada fuera de su celda. Diariamente recibía golpes, vibraciones violentas, así como la obligación de pararse o sentarse durante largos períodos en posiciones incómodas, además de ser esposados de pies y manos tan fuertemente que le causaba un gran dolor.



Prácticas como estas y peores suceden continuamente en esa prisión secreta. Según otro de los pocos testimonios que existen, esta vez de Mohammad Jadallah, fue golpeado repetidamente, maniatado y atado a una silla de manera dolorosa, además de que le prohibían hacer sus necesidades y le impedían dormir. Miembros de la Inteligencia le mostraban fotos de su familia y lo amenazaban con hacerles daño si no colaboraba con ellos. Sobre ello dice Mohammad, “me mostraron fotos de mi papá con el uniforme de preso y me proyectaron un video de él como si también lo tuvieran detenido. Me amenazaron con detenerlo y torturarlo”. Otro detenido afirmó que el grado de aislamiento es tal que “tú empiezas a sentir que la cárcel solo existe para ti y que nadie más la habita”. Seguro que la “legítima defensa” de Israel, su “guerra de supervivencia”, o la “guerra contra el terrorismo” también justifican la perpetuación “de buena fe” de la 1391. O si no, pregunten y esperen a ver qué hace al respecto (como en cualquier tema respecto a Palestina) el adalid global del “change”.

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